Señor LEO MESSI:

Estoy con usted.
Sé que no es muy importante lo que pienso y siento, y quizás nunca le llegue, pero quiero decirle que se saque la tremenda mochila que le han cargado una parte de los argentinos.
Usted me hace sentir orgulloso de ser argentino en cada lugar del mundo donde estoy y cuando digo que “soy argentino” enseguida me dicen “Messi”. 
Usted inspira y emociona cuando juega.
Es un sobreviviente que construyó desde la resiliencia este jugador tan excepcional.
Nunca perdió la calma, nunca nos avergonzó y siempre agarra los “fierros calientes” que muchos dejan de lado.
Por favor señor Leo Messi, disculpe a los argentinos exitistas que le EXIGEN como si tuviéramos algún derecho sobre usted.
Le quiero agradecer el esfuerzo que hace, las situaciones que enfrenta, el “Karma” que carga del facilismo que pretende que una persona nos salve a todos.
¡Nuestro gran desafío es transformarnos en un EQUIPO! Un EQUIPO como PAÍS. Y ese es nuestro trabajo en el día a día: entender que somos 40 millones del mismo equipo y que si las cosas no salen es responsabilidad de todos.
Por favor señor Leo Messi sepa que los ruidosos son los menos, pero se ocupan de hacer ruido.
Usted para la gran mayoría de los argentinos es ejemplo e inspiración. Disfrute de jugar, brille e inspírenos y que el resultado sea lo que tenga que ser.
Quizás es hora de tocar fondo y empezar de nuevo, quizás el universo decidió que los resultados no pueden seguir tapando tanta carencia espiritual y es hora de comenzar un nuevo proceso, una nueva “Argentina Faro del mundo”, donde los viejos paradigmas de la corrupción y los líderes sin propósito ya no tienen lugar.
Es nuestro gran desafío ser un EQUIPO como PAÍS. 
Si así fuera, y ojalá que así sea, usted es solo una víctima de algo que lo excede, pero jamás un culpable.
No se puede tapar el sol con un dedo. Y el resultado siempre es una consecuencia: en la cancha sucede lo que pasa en el país.
Señor Leo Messi muchas gracias por su esfuerzo, compromiso y capacidad. No nos debe nada, no tiene que rendir cuentas de nada. Nosotros estamos en deuda con usted. Nosotros debemos ser un equipo fuera y dentro de la cancha y cuando eso suceda, los resultados nos reconocerán.
Hasta ese momento quizás lo mejor que nos puede pasar es «tocar fondo».
Con mucho respeto y admiración le mando un abrazo enorme.